24 diciembre, 2005

La vida vivida (Vinicius de Moraes)

¿Quién soy yo sino un gran sueño oscuro frente al Sueño
Sino una gran angustia oscura frente a la Angustia
¿Quién soy yo sino el árbol imponderable en la noche inmóvil
Cuyas raíces remontan a la más triste profundidad de la tierra?

¿De qué vengo sino del eterno caminar de una sombra
Que se destruye en presencia de las fuertes claridades
Pero en cuyo rostro indeleble reposa la faz del misterio
Y cuya forma es la prodigiosa oscuridad informe?

¿Cuál es mi destino sino el de asistir a mi Destino
Río que soy buscando el mar que me acobarda
Alma que soy clamando el desfallecimiento
Carne que soy en el fondo más recóndito del rezo?

¿Qué es la mujer en mí sino el túmulo
El blanco jalón en mi ruta peregrina
Aquélla en cuyos brazos camino hacia la muerte
Pero tan sólo en cuyos brazos tengo vida?

¿Qué es mi Amor, ¡hay de mí! sino la luz impasible
Sino estrella parada en un océano de melancolía
Qué me dice ese amor sino que toda palabra es vana
Si no reposa en el seno trágico del abismo?

¿Qué es mi Amor? sino mi deseo iluminado
Mi infinito deseo de ser lo que soy más allá de mí mismo
Mi eterno partir en mi enorme anhelo de quedar
Peregrino, peregrino de un instante, peregrino de todos los instantes?

¿A quién respondo sino a ecos, a sollozos, a lamentos
De voces que mueren en lo íntimo de mi placer o de mi tedio
A quién hablo sino a multitud de símbolos errantes
Cuya tragedia efímera ningún espíritu imagina?

¿Cuál es mi ideal sino el hacer del cielo poderoso la Lengua
De la nube la Palabra inmortal llena de secretos
Y del fondo del infierno con delirio proclamarlo
En Poesía que se derrame como sol o como lluvia?

¿Qué es mi ideal sino el Supremo Imposible
Aquel que sólo es mi afán y mi anhelo
Que es en mí sino mi deseo de encontrarlo
Y al encontrarlo mi miedo de no reconocerlo.

¿Qué soy yo sino Él, el Dios en sufrimiento
El temblor imperceptible en la voz portentosa del viento
El latir invisible de un corazón en descampado...
Qué soy yo sino Yo Mismo frente a mí?

23 noviembre, 2005

Segunda Trimestral en La Mandorla

03 noviembre, 2005

¿De qué se habla cuando se habla de Latinoamérica? Cuatro miradas sobre el net.art en la producción artística latinoamericana.


"Continuando nuestra línea de colaboración con a mínima, publicamos esta entrevista que Guadalupe Aguiar mantiene con algunos de los autores esenciales del net art en español."

Lo que sigue es una serie de preguntas realizadas a cuatro artistas latinoamericanos que trabajan en net.art. Las mismas intentan rastrear el origen de esta práctica en Latinoamérica, su situación actual y los intereses particulares de estos artistas que, con poéticas y estilos diferentes, constituyen un recorte representativo de la producción actual en este lado del mundo.

Guadalupe Aguiar - ¿Qué aspecto de la producción de net.art les resulta más interesante?

Santiago Ortiz - Disfruto mucho con mi trabajo porque es diverso. No se restringe temáticamente y necesita que esté constantemente investigando en muy distintas áreas (genómica, teatro, física cuántica, lingüística, músicas tradicionales, y un larguísimo etcétera).

Marina Zerbarini - La independencia, la posibilidad de producir obras sin necesidad de apoyo, espacio o legitimación de ninguna institución.

Andrés Burbano - Hace un tiempo vengo interesado en el desarrollo de proyectos que trabajan con streaming media, es decir, con transmisiones de video y/o audio a través de la red. Las propuestas que trabajan en desarrollos que incluyen la interconexión y la constitución de espacios dialógicos interactivos a nivel audiovisual son los que me resultan más estimulantes ahora.
Por otro lado, están los proyectos que trabajan explorando las posibilidades de crear “programas” alternativos para colgar en la red. Creo que hay ramas y subramas, como los “browsers” alternativos, quienes diseñan sus propias herramientas para el streaming, etc. Tengo un interés particular por los proyectos que empiezan a explorar las posibilidades de las redes inalámbricas y sistemas de red sin cables.
Me interesan mucho también los proyectos que trabajan de cara al software libre y los proyectos en donde los núcleos CREATIVOS y CRÍTICOS están presentes y claros en las propuestas… Igual siempre hay cosas interesantes que se salen de los parámetros de lo que te interesa estrictamente.

Ignacio Nieto – Me interesa la cuestión de subvertir la funcionalidad original de internet mediante la investigación, experimentación e implementación de sus posibilidades técnicas. ¿Por qué? Porque el artista es el cuestionador del signo.
(ver el artículo completo…)

05 octubre, 2005

interpelaciones


Un paso. Y otro. Y otro.
Y otro más.

Y nunca encuentro lo que busco.
Nunca puedo formular la pregunta correcta
para recién intentar responder lo que vagamente intuyo,
lo que el hueco sin fin de la garganta me reclama.

Un paso. Y otro. Y otro.

1:10 PM



Leo lo que quiero (no encuentro otra manera)
Leo lo que quiero en los ojos de la gente.

Escucho detrás de todas las puertas
pensando en una, imaginada, inexistente.

Tejo y habito mi propia ficción, la que me hace posible,
la que me habilita.

Que alguien me diga qué es normal en el reino de los locos.
Quién se cree capaz, sin caer en la ironía.

5:03 PM



Me siento interpelada,
me pongo en la voz de un nombre,
que es ese nombre, no dicho.

Me elevo a la cumbre de un espacio
que no me pertenece.

Me retiro.


5:05 PM



Mirar de lejos gana en perspectiva, pero pierde en implicancia.

5:05 PM


26 septiembre, 2005

El origen de algunas palabras de nuestro léxico popular._Por Roberto Arlt


Texto del libro Aguafuertes porteñas

Ensalzaré con esmero al benemérito "fiacún".

Yo, cronista meditabundo y aburrido, dedicaré todas mis energías a hacer el elogio del "fiacún", a establecer el origen de la "fiaca", y a dejar determinados de modo matemático y preciso los alcances del término. Los futuros académicos argentinos me lo agradecerán, y yo habré tenido el placer de haberme muerto sabiendo que trescientos setenta y un años después me levantarán una estatua.

No hay porteño, desde la Boca a Núñez, y desde Núñez a Corrales, que no haya dicho alguna vez:

-¡Hoy estoy con "fiaca"!.

De ello deducirán seguramente mis asiduos y entusiastas lectores que la "fiaca" expresa la intención de "tirarse a muerto", pero ello es un grave error.

Confundir la "fiaca" con el acto de tirarse a muerto es lo mismo que confundir un asno con una cebra o un burro con un caballo.

Exactamente lo mismo.

Y sin embargo a primera vista parece que no. Pero es así. Sí, señores, es así. Y lo probaré amplia y rotundamente, de tal modo que no quedará duda alguna respecto a mis profundos conocimientos de filología lunfarda.

Y no quedarán, porque esta palabra es auténticamente genovesa, es decir, una expresión corriente en el dialecto de la ciudad que tanto detestó el señor Dante Alighieri.

La "fiaca" en el dialecto genovés expresa esto: "Desgarro físico originado por la falta de alimentación momentánea". Deseo de no hacer nada. Languidez. Sopor. Ganas de acostarse en una hamaca paraguaya durante un siglo. Deseos de dormir como los durmientes de Efeso durante ciento y pico de años.

Sí, todas estas tentaciones son las que expresa la palabra mencionada. Y algunas más.

Comunicábame un distinguido erudito en estas materias, que los genoveses de la Boca cuando observaban que un párvulo bostezaba, decían: "Tiene la "fiaca" encima, tiene". Y de inmediato le recomendaban que comiera, que se alimentara.

En la actualidad el gremio de almaceneros está compuesto en su mayoría por comerciantes ibéricos, pero hace quince y veinte años, la profesión del almacenero en Corrales, la Boca, Barracas, era desempeñada por italianos y casi todos ellos oriundos de Génova. En los mercados se observaba el mismo fenómeno. Todos los puesteros, carniceros, verduleros y otros mercaderes provenían de la "bella Italia" y sus dependientes eran muchachos argentinos, pero hijos de italianos. Y el término trascendió. Cruzó la tierra nativa, es decir, la Boca, y fue desparramándose con los repartos por todos los barrios. Lo mismo sucedió con la palabra "manyar" que es la derivación de la perfectamente italiana "mangiar la follia", o sea "darse cuenta".

Curioso es el fenómeno, pero auténtico. Tan auténtico que más tarde prosperó este otro término que vale un Perú, y es el siguiente: "Hacer el rostro".

¿A qué no se imaginan ustedes lo que quiere decir "hacer el rostro"? Pues hacer el rostro, en genovés, expresa preparar la salsa con que se condimentarán los tallarines. Nuestros ladrones la han adoptado, y la aplican cuando después de cometer un robo hablan de algo que quedó afuera de la venta por sus condiciones inmejorables. Eso, lo que no pueden vender o utilizar momentáneamente, se llama el "rostro", es decir, la salsa, que equivale a manifestar: lo mejor para después, para cuando haya pasado el peligro.

Volvamos con esmero al benemérito "fiacún".

Establecido el valor del término, pasaremos a estudiar el sujeto a quien se aplica. Ustedes recordarán haber visto, y sobre todo cuando eran muchachos, a esos robustos ganapanes de quince años, de dos metros de altura, cara colorada como una manzana reineta, pantalones que dejaban descubierta una media tricolor, y medio zonzos y brutos.

Esos muchachos era los que en todo juego intervenían para amargar la fiesta, hasta que un "chico", algún pibe bravo, los sopapeaba de lo lindo eliminándolos de la función. Bueno, estos grandotes que no hacían nada, que siempre cruzaban la calle mordiendo un pan y con gesto huído, estos "largos" que se pasaban la mañana sentados en una esquina o en el umbral del despacho de bebidas de un almacén, fueron los primitivos "fiacunes". A ellos se aplicó con singular acierto el término.

Pero la fuerza de la costumbre lo hizo correr, y en pocos años el "fiacún" dejó de ser el muchacho grandote que termina por trabajar de carrero, para entrar como calificativo de la situación de todo individuo que se siente con pereza.

Y, hoy, el "fiacún" es el hombre que momentáneamente no tiene ganas de trabajar. La palabra no encuadra una actitud definitiva como la de "squenún", sino que tiene una proyección transitoria, y relacionada con este otro acto. En toda oficina pública y privada, donde hay gente respetuosa de nuestro idioma y un empleado ve que su compañero bosteza, inmediatamente le pregunta:

-¿Estás con "fiaca"?

Aclaración. No debe confundirse este término con el de "tirarse a muerto", pues tirarse a muerto supone premeditación de no hacer algo, mientras que la "fiaca" excluye toda premeditación, elemento constituyente de la alevosía según los juristas. De modo que el "fiacún" al negarse a trabajar no obra con premeditación, sino instintivamente, lo cual lo hace digno de todo respeto.

23 septiembre, 2005

Crónica


Día extraño. El colectivo que me llevaba a trabajar se rompió y me dejó a pie. Pero no fue eso. Ni tampoco que el colectivo que me traía del trabajo TAMBIÉN se rompió y me dejó a pie…No fue eso tampoco. Aunque tuvo mucho que ver.
Me bajo de ese segundo colectivo (con la cara que uno puede tener cuando un colectivo lo deja a pie por segunda vez en un solo día, y para colmo a la una y cuarto de la tarde, con hambre y el almuerzo apenas en proyecto), en Libertador y Santiago del Estero. Empiezo a caminar por Libertador hacia el este mirando el suelo y puteando en varios idiomas, cuando empiezo a ver en el suelo, cerca de la pared de la Escuela Normal, unas huellas de un pie descalzo, un pie derecho, bañado en sangre.


Empiezo a seguir el rastro, cruzo la Avenida Alem, siguiéndolo paso a paso, sube a la plaza, sigue, camina por las piedras lajas de la plaza, atraviesa el pasto, comienza a zigzaguear apoyándose en los árboles, se resbala en su propia sangre, sigue sin parar, el pie descalzo, gotas en el suelo, y sólo ese pie que se repite. Cruza el centro de la plaza, sigue un poco más y se detiene. Varias marcas en un punto. Mira hacia atrás y… no sé. No hay más marcas desde allí.
Me dovolví para buscar el origen, la primera huella, algún dato. Encuentro el primer paso, el más claro en la forma del pie (un pie masculino sin dudas), y me acerco al quiosco para preguntar qué pasó. La quiosquera me habla de un acuchillado, de los vidrios rotos del locutorio de la esquina, de la locura de gente anoche por el día de la primavera y el estudiante, que en la radio hablaron de 45 mil personas, pero ella cree que más. Que ella no vió nada porque cerró a las doce (“se me querían meter al quisco, no paraba de pasar gente ni un minuto, era impresinante”).
Saco la cámara de fotos (por suerte la llevaba en el bolso) y me pongo a registrar algunas huellas. Repito el camino otra vez. Llego al final (a todo esto, con un bolso pesadísimo y una bolsa llena de cosas en la mano) y se me ocurre que lo mejor era filmar el recorrido.


Tenía 108 segundos en la tarjeta y me devuelvo otra vez al punto cero. Filmo el recorrido. Voy descubriendo detalles en esa revisión. Se me acaba la tarjeta. Pienso que la luz no era conveniente, mucho sol de medio día, que sería mejor volver al atardecer. Dos y media de la tarde entro a mi casa.
A las seis de la tarde volví, filmé de nuevo el recorrido, ahora un poco mejor. Llego al final del trayecto, giro, filmo la plaza, se acaba la tarjeta y me encuentro a un amigo que venía, como todo el mundo a esa hora y a cuaquier otra, en su mundillo mental. Me atormenta con un problema más que banal, a los gritos, a su manera, y se va. Y me quedo ahí, haciendo un esfuerzo por reconstruir la escena.
Recaminé ya por quinta y última vez el circuito, siempre encontrando nuevos indicios, marcas que me explican el lugar exacto de la herida, que me sugieren cómo, por qué y dónde. Varias hipótesis.




Por un momento me convierto en ese tipo, lastimado y hullendo a pie de algo, sin parar, hasta que no puede seguir.

22 septiembre, 2005

crisálida

17 septiembre, 2005

Prótesis 6 y 7


13 septiembre, 2005

"Ojo Táctil". Prótesis ocular manufacturada

plagiario libritos

plagiario



Bocetos de arte de tapa para el libro "Plagiario" de Adrián Salas. Edición numerada de 10 ejemplares. Colección Apéndice, Editorial Salamandra. 2005.

03 septiembre, 2005

crisis universitaria


Vienen por el oro


"aire puro" "agua contaminada" "no queremos contaminación"



01 septiembre, 2005

... .. .. . ... .. ... .







Ayer llovió todo el día.
Hoy, milagrosamente, amaneció todavía con algo de agua. A muchos sanjuaninos nos gusta la lluvia, y creo que cada vez que llueve nos transportamos a otro lado, a un San Juan húmedo, distinto, que seguramente existe en alguno de los universos posibles. La luz del día es otra, el olor del aire, el sonido del goteo sobre el suelo, el caminar de la gente, todo cambia. Ni hablar de las conversaciones en la calle, especialmente las que surgen de encuentros casuales o entre desconocidos.
En realidad la gente habla del clima, si no todos los días, casi todos. Y yo supongo que es el tema más sencillo de plantear a un interlocutor extraño porque lo más probable es que se coincida en las impresiones, ya que ambos, les guste o no, sienten frío o calor, zonda o humedad. Pero estoy segura de que nadie, o casi nadie (para no sonar tan absoluta) deja pasar ese tema en sus charlas pluviales. No se puede ser indiferente a semejante transformación del entorno.
Esta mañana tuve que despegarme de mi cama temprano (muy a mi pesar) y salir a la calle. Subí los escalones embarrados del 50 y con sólo verle la cara al chofer me alcanzó para deducir que no era un buen día para él.
Me siento a leer el diario y, a las pocas cuadras, en el primer semáforo camino al centro, se le para el colectivo. Muerto. No había manera. El pobre hombre seguía con su gesto de hastío dándole al arranque mientras yo, no muy conmovida por el asunto, sigo leyendo el artículo de Gianni Vattimo, casualmente titulado El fin del entusiasmo, a la espera de que “alguien” haga “algo”.
Empezamos a bajar para subir en malón al 16 que venía atrás. Agarré el último asiento libre y me dispuse a seguir con la lectura, pensando que con el cambio de línea tendría que caminar un poco más, pero bué:
“El uso de Internet ‘contra el sistema’ es una señal de que aquí los grupos son por lo menos tres: los cableados, divididos a su vez entre los filo-USA y los anti_USA; y los no cableados…”, y ahí me cae un gotón del techo en el medio de la página. Ya para el segundo iba por otro artículo, pero mi cabeza seguía en sonrisa.
Y así es que los planes y las rutinas y los humores se modifican según los planos de la naturaleza.
O de uno.
Si es posible.
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28 agosto, 2005

E l f r a u d e d e l a s l e t r a s

El fraude de las letras
Fare della sua lst. e de r

El sur falla detrás de él,

...aludes trae del fresal…
Alter deuda sellas E fr

Fueras dedal, estrella
(redes altas, dar fuelle)
De taller fueras, de sal



les Aterra Ella de sed -fu-


El fraude de las letras
Frutales laderas de El
Elde -ls- Trufa saledera
rastreas fuelle dedal

Fuste de la lra salE red

sarta de elles, l fraude
Sastre la duda Efree ll
Desertar, dale, all fuse
E l f r a u d e d e l a s l e t r a s

dasDefault –releerlas –
Sartre, Falú, El de de las
Deller- Ruedas fatales

-da al sur este feder all.-

Dada - suelte fraslleer -

Frustra sale de Ella de

Delete La fura Dels Ras

sale de tu res – d El falar


Le atraes flauers de dl

El fraude de las letras.
.Tras el fraude de ellas

22 agosto, 2005

neuronas

Algunos golpean su cabeza contra la pared. A algunos les duele sin golpearla. Supongo que será algo así como un cabeceo entre neuronas (como los animales que golpean su cornamenta entre sí hasta gastársela).
La solución de cabecear la pared para calmar el dolor suena contradictoria pero... puede ser efectiva? Una especie de golpe de estado, dispuesto a poner orden aunque el número de bajas supere el calculado. Y después estado de sitio, impuesto desde afuera, desde la fuerza bruta.

19 agosto, 2005

silencio

Me gusta escuchar el silencio de los otros. Creo que es el momento de mayor comunicación e intimidad. Cuando logro escucharlo sin incomodidad, o emitirlo sin culpa, encuentro en el vínculo, o al menos en mí, síntomas de confianza. O de interés. O de curiosidad. Muchas veces es inevitable preguntarse qué hay del otro lado de ese silencio, de ese bache que coloca en el discurso momentos de monólogo interno, o de distracción, o de complicidad. Al cambiar los códigos de comunicación, al redistribuirlos hacia otras partes del lenguaje, el receptor queda obligado a reestructurar su percepción. O quedarse fuera. Y ahí está la importancia del silencio: coloca a los protagonistas en el más complejo momento de la comunicación, una toma arriesgada en “el Judo de la conversación” (citándote, Seba), que obliga a quedarse quieto y alerta a cuaquier estímulo…
Pero quizá el mejor es el que se construye con el tiempo: un silencio familiar, con fines y principios conocidos, con tonos que conocen el efecto, que lo buscan, y (si estamos de buenas), lo logran sin dificultad. (¿un Tai Chi de la conversación, tal vez?).
Ahora: es fácil entrar en el silencio, pero no salir de él. ¿Cómo romper esa muralla de cristal, ese lago congelado, sin que resulte un acto violento? Además ¿cómo hacer que esa energía flotante entre emisor y receptor no se desmorone sin dejar rastro? No es fácil. Y quizá por eso el suspiro sea el recurso más usado: un silencio sonoro, una entrada a la palabra sin palabras, un test a las cuerdas vocales, tomar aire para levantar la mirada del rincón en que estaba sumergida, un golpe de energía…Bien. Salvo por la irresistible tentación de que las dos primeras palabras articuladas sean: “…Así essss….”. No. Así (justamente así) no es.
Ya lo dijo Atahualpa Yupanqui: “el aplauso es el asesinato del misterio”.

13 agosto, 2005

09 agosto, 2005

Mandorla Prosopis

Prosopis

Corte de una semilla de Prosopis (de la familia del retortuño)

08 agosto, 2005

mandorla


“El símbolo de la mandorla es muy remoto y está en muchos sitios. Está asociada al pez, porque si lo piensas, la representación del pez es igual a la mandorla. La mandorla se obtiene haciendo resbalar un círculo sobre sí mismo. Es la zona de la unidad y, evidentemente el sexo femenino. La palabra mandorla viene del italiano, que quiere decir almendra, y dentro de la mandorla, en todas las iglesias románicas, está metido el pantocrátor, que está metido dentro del sexo femenino”. Valente.